En la actualidad, los centros comerciales están plenamente inmersos en el tejido de la ciudad, no solo como propuestas comerciales, sino también como complementos esenciales de la oferta de entretenimiento y servicios.
En un momento cultural donde la tecnología ha abierto la puerta a múltiples maneras comprar objetos, las interacciones comerciales van mucho más allá de lo transaccional e involucran conceptos de inmediatez y excepción. En este contexto, la nueva lógica de los centros comerciales es convertirse en centros o lugares de experiencia que fomenten la interacción humana.