Desafíos y oportunidades de la ciudad futura Desafíos y oportunidades de la ciudad futura

Tiempo de lectura: 7 min.

Fecha de publicación: 08/04/2025. 


Jefe de Equipo en Anteproyecto. Arquitecto egresado por la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de la República en 1996. 


La ciudad es el artefacto más complejo que ha inventado la humanidad, un dispositivo convertido en la mayor obra colectiva. Como artefacto complejo e incompleto contiene aciertos y conflictos, donde aún existen respuestas que inventar y proponer desde la arquitectura y el urbanismo. 


Desde principios de siglo XXI habitamos en un planeta que ha pasado de ser rural a urbano. Un punto de inflexión en la historia humana. En el actual proceso de urbanización planetaria, tendremos ciudades cada vez más extensas y den

en las que se concentraran tres cuartas partes de la población mundial hacia el año 2050 (*). 

 

Habitar en las ciudades se ha convertido en destino, a lo largo de los siglos. 

Sus habitantes se congregan por diversos intereses, desde la necesidad de protección, el trabajo y la economía, a la eficiencia con la que los habitantes dan resolución a necesidades y conflictos a través de la cooperación colectiva.  

En el actual escenario de nuestra disciplina, se nos presenta la necesidad impostergable de construir una nueva mirada del cambiante escenario físico y social. La relación entre el paisaje natural y el paisaje artificial llega a difuminar el límite entre el territorio y la ciudad. 

 

Una gran proporción, del diseño de las ciudades -con planeamiento o en ausencia de este- ya no proviene de urbanistas y arquitectos. Su materialización ha dejado de ser competencia directa de la sociedad y sus gobernantes, para ser proyectada mediante operaciones de gran escala por empresas desarrolladoras o abandonadas a la autoconstrucción en las periferias.  El proceso de gentrificación, sumado a la pérdida de espacio público de calidad han provocado un punto de tensión entre el desarrollo expansivo y el subdesarrollo.     

 

El espacio público refleja una determinada cultura y expresa a su la vez el imaginario y los anhelos de los habitantes en cada tiempo y lugar. No solo es el lugar común sino el espacio de encuentro cívico por excelencia, no ajeno a conflictos, con diferencias y contrastes, en lo cultural, en lo social y lo económico.      

 

Esto nos lleva a preguntarnos: ¿qué tipo de ciudad queremos habitar en el futuro, y quiénes serán los posibles protagonistas de su construcción? 

 

Una ventana al futuro

«Las ciudades son sistemas complejos, pero siempre incompletos, donde todavía existe la posibilidad de hacer» (**). La disciplina deberá mantener una actitud alerta frente a la agenda de acontecimientos por todos conocidos: el cambio climático, los cambios tecnológicos, la llegada de la IA, los cambios socio culturales, las migraciones y también otros más inciertos, como el escenario político global, la asimetría de las economías y los focos de conflicto en diversos lugares del mundo. 

 

Avizoramos futuros perfectos e imperfectos producto del devenir histórico en donde la arquitectura y el urbanismo modelarán las formas del hábitat y la ciudad. 

El espacio público deberá consolidarse en un espacio colectivo relevante que construya identidad. Mas y mejor espacio público para construir y regenerar ciudades con mejor calidad de vida, más equitativas e integradoras en las dimensiones social y ambiental. 

 

Frente a los desafíos que plantea el proceso de urbanización global, la arquitectura y el urbanismo deberán tener un rol más amplio y activo en la forma de imaginar y construir los escenarios urbanos con foco en el bienestar de los usuarios. Para reflexionar y pensar los escenarios futuros no alcanzara con seguir transitando por estrategias ya probadas, sino atender a nuevos factores medulares con una nueva mirada crítica: atendiendo a la calidad ambiental, la innovación tecnológica, el rol de las infraestructuras, el uso racional de los recursos naturales y la eficiencia energética, para lograr concientizar a los diferentes actores y organizaciones y fijar nuevos rumbos. 

 

Indagar en nuevas alternativas para expandirse a prácticas más transversales, ampliando la mirada más allá de la propia disciplina, tendiendo puentes y vínculos entre los habitantes, las autoridades e instituciones con la arquitectura y el urbanismo. 

   

Desafíos y oportunidades

Para estar a la altura de los nuevos desafíos, la arquitectura deberá moverse en este escenario fluido, repensar áreas y plantear nuevas estrategias de la disciplina. Plantear nuevos caminos para lograr privilegiar una sociedad con bases en el dialogo, el intercambio y el conocimiento, que revele en un horizonte próximo, un futuro prometedor. 

 

El urbanismo y la arquitectura enfrentarán el desafío de diseñar y construir los hábitats del futuro; modelando ciudades más eficientes, económica y ecológicamente sustentables y socialmente más equitativas. Pero no se trata solo de la sostenibilidad, sino también de la regeneración cultural y del ecosistema para dar respuesta positiva a las relaciones de equilibrio entre paisaje construido y paisaje natural. 

 

Algo parece ir delineándose con mayor claridad, y es que cada vez más, necesitaremos de miradas complementarias, comunicadas, flexibles y transversales a la propia arquitectura, para reafirmar la necesaria integración e intercambio con otras áreas del conocimiento —existentes o en gestación—. Quizás la búsqueda de esos paradigmas la podremos encontrar —entre otras— en la integración de la inteligencia artificial. 

 

«Cuando hablamos de Inteligencia hoy en día, todo el mundo piensa en la IA y Chat GPT, pero en realidad se trata de todos los diferentes tipos de inteligencias naturales, artificiales y colectivas, que dan forma al entorno construido, el lugar donde hemos vivido en los últimos miles de años» (***). 

 

Un posible paradigma en el que se podrán evidenciar un conjunto de acciones impulsadas desde lo social, lo disciplinar y lo académico, que permitan mediar desde la arquitectura entre el usuario y la ciudad, porque cambiar el escenario urbano conllevará a proponer un espacio que amalgame lo público y lo privado, potenciando y mejorando la calidad de vida en el espacio que habitamos. 

 

En este cruce de caminos, la arquitectura se proyecta como un campo de acción expandido, capaz de articular saberes diversos y tecnologías emergentes con una mirada crítica y sensible. La incorporación de nuevas formas de inteligencia no debe verse como una sustitución, sino como una ampliación de nuestras herramientas para comprender y transformar el entorno. Solo desde una perspectiva integradora, colaborativa y abierta al cambio, podremos diseñar espacios que no solo respondan a las necesidades actuales, sino que también anticipen y acompañen los desafíos del futuro. 


(*) Dr. Joan Clos, director ejecutivo de ONU-Hábitat y secretario general de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Vivienda y el Desarrollo Urbano Sostenible, Hábitat III, 2016. 


(**) La Ciudad Global. Saskia Sassen. Editorial: Universidad de Buenos Aires, 1999.  


(***) Intelligens. Natural. Artificial. Collective. Carlo Ratti, curador de La Bienal de Arquitectura de Venecia, 2025.    


Lectura recomendada:  

La Ciudad Global. Saskia Sassen. Editorial: Universidad de Buenos Aires, 1999.