


Socio Fundador de Estudio Benteveo, muebles y artículos de diseño.
El diseño es intrínseco al ser humano. Podríamos incluso afirmar que es la mediación entre el cuerpo y el mundo. Diseñamos para habitar, para facilitar, para hacer nuestra existencia significativa. Un objeto o un espacio bien diseñados no son solo funcionales, sino que se integran a la experiencia sensorial y emocional de quien los usa. Diseñar es dar forma a la manera en que vivimos.
Pero ¿Dónde reside la verdadera belleza del diseño: en su forma, en su función, en la experiencia del usuario o en el delicado equilibrio de todas las partes?
Charles Eames define el diseño con precisión: “Un plan que dispone elementos de la mejor manera posible para alcanzar un fin específico”. Con esta idea, destaca un aspecto fundamental: la función. A menudo, se asocia únicamente con lo estético, como un conjunto de decisiones que embellecen un objeto. Sin embargo, su verdadero valor radica en la utilidad, en la capacidad de perdurar en el tiempo a través de su propósito. Esa es su auténtica belleza.
Este contundente enunciado proviene de uno de los diseñadores que, junto a Ray Eames, dio forma a algunos de los muebles más icónicos del siglo pasado. Su legado trasciende la estética, redefiniendo el diseño como un ejercicio de accesibilidad, innovación y disfrute. Fueron pioneros en el uso de materiales modernos y en la producción en masa sin comprometer la calidad, logrando una síntesis perfecta entre funcionalidad y belleza. Además, expandieron los límites del diseño más allá del mobiliario, explorando la arquitectura, el cine y la comunicación visual con proyectos como Powers of Ten. Para los Eames, el diseño no era solo un objeto, sino una experiencia concebida para mejorar la vida cotidiana.
Diseñamos espacios, edificios, objetos y ciudades desde la experiencia. Por eso, la arquitectura no puede ser juzgada a partir de planos e imágenes, sino desde la forma en que las personas habitan los espacios. Un buen diseño arquitectónico nace de observar cómo habitamos, cómo nos movemos, qué sensaciones buscamos. Juhani Pallasmaa insiste en que la arquitectura debe ser una experiencia multisensorial, no solo visual. Diseñar un espacio no se limita a distribuir muros y aberturas; implica considerar la luz que filtra por una ventana, el eco de una sala vacía y la textura del suelo bajo los pies.
Para Pallasmaa, la habitabilidad también implica continuidad temporal. Un espacio bien diseñado no es solo funcional en el presente, sino que dialoga con la memoria colectiva y la historia del lugar. La materialidad, el desgaste del tiempo y la pátina de los edificios reflejan su capacidad de ser habitados a lo largo de los años. Un edificio bien diseñado no solo dura físicamente, sino que sigue teniendo sentido con el paso del tiempo, porque responde a la vida de las personas y evoluciona con ellas.
En la charla TED titulada Why Great Architecture Should Tell a Story, el arquitecto Ole Scheeren, exsocio de OMA, introduce el concepto "la forma sigue a la ficción". Con esta idea, desafía el tradicional principio modernista de "la forma sigue a la función", proponiendo que el diseño arquitectónico debe inspirarse en las historias y experiencias de las personas que habitarán los espacios. Scheeren enfatiza que la arquitectura debe ir más allá de la mera funcionalidad y estética, incorporando las narrativas humanas para crear espacios significativos y habitables. Al considerar las "ficciones" o historias de los usuarios, los arquitectos pueden diseñar entornos que realmente mejoren la experiencia de vida de las personas.
El diseño es, en esencia, una herramienta de mediación entre la humanidad y su entorno. Ya sea en un objeto, en un espacio o en una ciudad entera, diseñar es proyectar un futuro posible. Es imaginar una realidad mejor, interpretar nuestras necesidades y traducirlas en soluciones que perduren. Un buen diseño no solo resuelve problemas; también cuenta historias, acompaña la vida cotidiana y deja una huella en la memoria colectiva.
Links recomendados:
"Powers of Ten" - Ray & Charles Eames (1977)
"Why great architecture should tell a story" - Ole Scheeren (2016)
Lecturas recomendadas:
Pallasmaa, J. (2006). Los ojos de la piel: La arquitectura y los sentidos (G. Banchini, Trad.). Gustavo Gili. (Trabajo original publicado en 1996)
Pallasmaa, J. (2021). Habitar (B. Cristóbal, Trad.). Gustavo Gili. (Trabajo original publicado en 2012)