Alineadas con las cambiantes necesidades de sus habitantes, las ciudades se reinventan, generando demandas que deben integrarse en el diseño urbano. Para ser viable y valioso, este proceso colectivo y evolutivo debe ser robusto, inclusivo, sostenible y resiliente.
La ciudad es el resultado de diversos factores: la voluntad de un grupo de personas, las características del entorno y la evolución constante. Es una plataforma dinámica que alberga relaciones y experiencias cotidianas, enriqueciendo la diversidad cultural y social. La planificación urbana enfrenta el desafío de posibilitar un desarrollo armónico en un contexto cambiante. La ONU estima que el 55% de la población mundial vive en ciudades, cifra que alcanzará el 68% en 2050. Las fuerzas que influyen en el desarrollo urbano incluyen la competencia por talento, conectividad global, estrés en recursos naturales y el impacto de la tecnología. La resiliencia urbana es esencial para adaptarse a cambios y tensiones, manteniendo funciones esenciales y promoviendo el bienestar de los habitantes.