Uno de los principales retos de la arquitectura residencial moderna es desarrollar diseños estandarizados que se adapten a diversos estilos de vida y usos.
En un mercado saturado, el diseño busca agregar valor ofreciendo amenidades y espacios comunes alineados con las necesidades de la comunidad. La adaptabilidad espacial debe cubrir demandas emergentes, y la preferencia por el alquiler exige considerar la convivencia y multifunción. La colaboración entre desarrolladores y arquitectos es crucial para generar proyectos rentables que, a su vez, mejoren la calidad de vida urbana.