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Programa:
Aeropuerto
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Estado:
Construido, 2022
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Superficie:
600 m²
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Cliente:
Aeropuertos Uruguay
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El plan de modernización de terminales aéreas del interior del país es una iniciativa de Aeropuertos Uruguay que tiene como objetivo potenciar la conectividad aérea y fortalecer el desarrollo económico, turístico y logístico entre departamentos.
Para acompañar el rebranding y la actualización de la institución, se encomendó a Gómez Platero Arquitectura & Urbanismo la tarea de concebir seis proyectos para los departamentos de Colonia, Paysandú, Durazno, Salto, Rivera y Cerro Largo. Si bien cada uno presenta particularidades, la propuesta para el conjunto plantea dotar a los edificios de una impronta común que haga reconocible la operación en su totalidad. La resolución arquitectónica, así como la incorporación de colores y elementos gráficos distintivos, son los elementos que se manejan en cada contexto para lograr una imagen disruptiva, dinámica y contemporánea.
El aeropuerto de Carmelo pertenece a la serie de edificios más pequeños (junto al de Paysandú y Durazno), de 600m² de superficie. Ya que no se contaba con la presencia de elementos preexistentes de importancia, fue necesario definir la implantación de la terminal, así como de la pista y edificios anexos, dentro de un entorno agreste y natural.
Al interior del edificio, el espacio se estructura a partir de un circuito en el que el movimiento de partidas resulta independiente del de los arribos. Ambos confluyen, en un extremo, en el hall principal de atención de pasajeros, y el en otro, en el área de duty free, que alternativamente recibe a los pasajeros o les ofrece una antesala al abordaje. Con una circulación que tiene lugar a nivel de las fachadas, el área intermedia de la planta presenta un núcleo con actividades de control, mientras dos laterales contienen oficinas y servicios complementarios.
La imagen del edificio, como la de los demás aeropuertos del sistema, es austera y responde a la simplicidad del sistema constructivo. Asimismo, las líneas oblicuas de fachada, el gran alero y los planos inclinados ofrecen una impronta dinámica, en concordancia con la velocidad y el movimiento que plantea el programa. La resolución de encuentros estructurales, paneles de fachada, desagües y otros detalles constructivos permiten viabilizar en el proyecto ejecutivo los planteos conceptuales de etapas más tempranas del diseño.
Oficiando como una estampa en relación con el entorno en el que se inserta, el edificio plantea un modelo escalable y repetible para los diversos contextos que forman parte de la intervención. El uso de la gráfica y del color, junto a una cuidada determinación de los elementos arquitectónicos, se conjuga con los requerimientos del cliente, las particularidades de los diversos sitios y la alta especificidad del programa, para lograr percibir a cada nuevo edificio como un hito dentro del sistema más amplio en el que se enmarca.