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Programa:
Urbanización
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Estado:
En construcción
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Superficie:
14,4 ha
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Premios:
2018
Primer premio en la categoría Masterplan en la entrega de premios de la revista ecuatoriana BR Magazine.
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El trabajo junto a Guayaquil Country Club responde a la necesidad del complejo deportivo de trasladarse de su sede anterior que con el paso del tiempo fue absorbida por el crecimiento de la ciudad, lo que transformó su vínculo con la naturaleza y el paisaje. El nuevo predio del Club se ubica en la zona central de una operación urbana, de 111,9 ha, en Samborondón, a orillas Del Río Babahoyo. Un área caracterizada por su planicie y proximidad al río, conocida por el desarrollo de proyectos residenciales de alta gama.
El desafío proyectual del masterplan de la nueva sede consiste en estructurar una serie de programas deportivos, sociales, de servicios y técnicos en busca de un público amplio y renovado. El encargo implica, además, el desarrollo de la Casa Club, edificio principal y emblema, que debe actuar como segunda casa para los socios.
El emprendimiento urbano de carácter deportivo conjuga los diferentes programas que componen las actividades del Club, cada uno con sus especificidades. Regula además sus niveles de interacción y la segregación de los sectores en el conjunto.
La construcción de Guayaquil Country Club apuesta al futuro y supone un nuevo punto de partida en una nueva ubicación con instalaciones de alta gama para consolidar e impulsar el rico patrimonio social, deportivo y cultural heredado, e impulsar la integración de nuevos asociados. La refundación en esta localización definirá la nueva identidad del Club a través de la imagen que propone la arquitectura para convertirlo en un lugar de referencia a nivel nacional y regional.
Masterplan
El masterplan se inserta en una urbanización residencial privada de 46,12 ha y un campo de golf de 51 ha, diseñado por la firma Robert Trent Jones II – Golf Course Architects. Se estructura en cuatro grandes sectores: logístico, hípico, deportivo y social. Estos se disponen perpendiculares a la costa y orientados según los requerimientos de cada área programática y las condiciones que ofrece el terreno, como el asoleamiento y las características paisajísticas del entorno. Las vistas 360º adquieren un valor fundamental, convirtiendo al campo de golf y al río en enclaves paisajísticos estratégicos.
La Casa Club y sus actividades sociales, deportivas y gastronómicas, ocupan 4,5 ha, el sector de la hípica 2,6 ha mientras que el sector deportivo y las canchas para la práctica de múltiples actividades 5 ha. A esto se suman 1,5 ha de área de logística, de red de infraestructuras y otros sectores que proporcionan el sustento para el funcionamiento del Club.
La implantación de las diferentes piezas prioriza la convivencia entre el paisaje circundante y el campo de golf, evitando las barreras físicas, de forma que el paisaje fluya a través del proyecto y conforme espacios reconocibles.
El diseño de sus edificios propone espacios interiores, exteriores e intermedios de gran variedad y calidad espacial, respaldados en una acertada elección de materiales nobles y duraderos.
La Casa Club
Se emplaza en una zona estratégica, cercana al río y con las mejores vistas. Se concibe como un edificio-paisaje, donde arquitectura y naturaleza se encuentran y dialogan mediante una secuencia de espacios intermedios, ambientes y experiencias, vegetación, texturas y colores. Uno de los objetivos del cliente era generar espacios innovadores pero a la vez cálidos, que impactaran pero que al mismo tiempo fueran acogedores, amigables en su escala, en el uso de los materiales y en el diseño interior.
Se diseñó una serie de cubiertas inclinadas que se solapan para crear espacios con diferentes escalas, donde piso y techo dialogan entre sí, para calificar algunos sectores y diferenciar otros. Se generaron espacios intermedios mediante grandes terrazas abiertas, techadas, que permiten hacer un mejor uso de los recursos y del espacio a lo largo del año.
La principal estrategia de diseño fue segmentar en sectores que siguieran diferentes trazas, ya sea para potenciar determinadas vistas o las condiciones de asoleamiento en distintas áreas, como por ejemplo la zona de las piscinas. El edificio principal se compone de una serie de pabellones con diferente configuración programática, dispuestos en forma radial, en diálogo con las vistas del predio: el campo de golf, el parque deportivo y el río. El programa de la sede se ramifica y se articula en torno al lobby central, que es el lugar de encuentro principal de todas las disciplinas deportivas y los socios.
Además de responder a los aspectos deportivos esenciales del complejo, el proyecto abarca el programa social, que cuenta con restaurantes, bares, salones de fiesta, áreas de descanso y ocio. Conjuga estos eventos diversos para recuperar los valores e historia del Club y generar un nuevo ámbito de encuentro y socialización.
La propuesta busca que el edificio se descubra a medida que el usuario se aproxima. El ingreso es un diferencial en el proyecto, se plantea como un eje funcional que todos los usuarios del Club atraviesan. Se genera así un punto neurálgico que se materializa en una plaza de entrada, espacio de encuentro donde se propicia el desarrollo de diversos eventos sociales.
El usuario es el protagonista de la arquitectura. Una cuidada relación de la escala humana con los espacios proyectados es clave para lograr ambientes amigables y aptos para el disfrute de los diferentes públicos, desde el socio deportista, la familia y el invitado a un evento social o gastronómico.